Medioambiente en Coyhaique: Ciudadanía para hacer ciudad

¿Por qué medimos y generamos indicadores en las ciudades? ¿Para qué preguntamos a las personas cómo ven y sueñan sus urbes? ¿Por qué nos parece importante educar y compartir los procesos de diálogos ciudadanos para empoderar y movilizar a las personas?

La Mesa “Coyhaique: La ciudad que queremos” se fijó como ejes prioritarios de trabajo la movilidad, la cultura, el desarrollo urbano integrado y el medioambiente. En esta instancia, un grupo diverso, con diferentes experiencias y miradas, está desarrollando desde hace varios meses la visión para una planificación urbana pensada para los próximos 30 años de la capital de Aysén. Es un esfuerzo encabezado por Corporación Ciudades gracias al aporte de la Cámara Chilena de la Construcción de Coyhaique y el apoyo de la municipalidad, en que las respuestas de sus habitantes y los datos de la propia ciudad son valiosos insumos para apalancar esa visión a largo plazo.

¿Qué nos dice esa información sobre el cuidado del medioambiente en Coyhaique? Un análisis de datos realizado por Corporación Ciudades nos muestra, por ejemplo, que aquí solo se recicla el 0,5% de los residuos sólidos no peligrosos, cifra ubicada al otro extremo del casi 40% que se logra en Puerto Montt. Así también que los puntos de reciclaje no alcanzan a 1 cada 10 mil habitantes, muy por debajo del promedio nacional de 6 puntos. A esto se suma la nube de humo que cubre la ciudad en invierno a raíz de la tradicional calefacción a leña (que abarca el 90% de la demanda energética de la comuna). La contaminación del aire por material particulado (MP) genera la amarga paradoja de que la capital de uno de los territorios más prístinos y bellos del planeta, se convierta en esos meses en la ciudad más contaminada del país.

Esta realidad contrasta con los anhelos ciudadanos. Por ejemplo, en una consulta por redes sociales que también hicimos desde la Corporación, constatamos que al menos la mitad de los coyhaiquinos sueña con que su ciudad sea conocida como protectora del medioambiente. Así también es destacable el trabajo que realizan ONGs como Cicleayque, Fecunda Patagonia o Juntos por Aysén, que impulsan una mayor sustentabilidad ambiental dentro de la ciudad. Esto nos muestra que los habitantes de Coyhaique exhiben una profunda vocación medioambiental, lo que contrasta con la mayoritaria percepción de que el desarrollo de la urbe no está siendo planificado en esa dirección.

La capital de Aysén es una ciudad desde la que se contempla la naturaleza, pero que hoy presenta un déficit en la gestión del medioambiente. Próxima a su centenario, este es uno de sus principales desafíos. Dado su tamaño, clima y, muy por sobre todo, la conciencia de sus habitantes, es una tarea abordable a pesar de sus dificultades. Coyhaique está llamada a ser un ejemplo nacional de urbe que se relaciona con su entorno, integrando y preservando sus ecosistemas, con espacios públicos que conecten a sus habitantes con la naturaleza, y donde se promueva una economía circular y el uso de energías limpias.

Por ello también desde Corporación Ciudades abrimos, hasta este domingo 29 de mayo, una consulta ciudadana disponible en nuestro sitio web corporacionciudades.cl para que los propios coyhaiquinos opinen sobre cuáles son los proyectos urbanos que les hacen más sentido, incluyendo evidentemente los que apuntan al fortalecimiento y protección medioambiental. Ya son más de dos mil las personas que han participado, y esperamos que en estos días se sumen muchas más miradas para que la ciudadanía haga suyos los proyectos que emerjan de este trabajo conjunto.

“Ciudadanía antes que ciudad” decía Sergio Roldán, uno de los líderes de las intervenciones que transformaron a la ciudad de Medellín en un referente internacional en materia de recuperación social y ambiental. Al igual que Coyhaique, por muchos años ellos fueron portada por las malas cifras e indicadores, pero fue la transformación de la propia ciudadanía lo que hizo cambiar su historia. Por lo mismo, para que la planificación urbana de Coyhaique esté a la altura de su innegable vocación medioambiental, se debe trabajar con las comunidades y los distintos actores que componen su territorio.  Hoy vemos que sus vecinos abrazan este cambio, lo que nos muestra que ahora es tiempo de la ciudadanía para hacer ciudad.

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