Aumento de camas críticas: La transformación del Hospital Regional Coyhaique para contener la pandemia

Sin duda, la llegada de la pandemia transformó por completo la forma de entregar salud en los hospitales de todo el mundo, y nuestra región no estuvo exenta de este fenómeno, siendo el Hospital Regional Coyhaique el establecimiento de salud que más transformaciones ha sufrido durante este periodo, sobre todo considerando que es el único en la región que cuenta con Unidad de Paciente Crítico (UPC) para contener a los pacientes más graves.

Bajo este contexto, desde el año 2020 el Hospital Regional Coyhaique elaboró un “Plan de reconversión de camas”, estrategia clave ante un eventual aumento de pacientes hospitalizados, el que lamentablemente tuvo que llevarse a cabo durante esta cuarentena, período que ha sido por lejos el más difícil de sobrellevar en materia hospitalaria, donde se alcanzó un peak de 49 hospitalizaciones y esperas en la sala de Urgencia que superaron las 10 horas, todo un récord para el único centro hospitalario de alta complejidad de la región de Aysén.

“En estas últimas 5 semanas hemos tenido que llevar a cabo un plan que involucra la decisión muy dolorosa y muy costosa de suspender gran parte de las cirugías programadas, muchas de ellas complejas. Esta cuarentena que ha sido larga y de alta demanda para nuestro Hospital, incluso tuvimos que ampliar la posibilidad de hacer ventilación mecánica en el Servicio de Urgencia de nuestro establecimiento”, declara el director del Hospital Regional Coyhaique, Jaime López.

El director del HRC reconoce que si bien hubo un colapso en las distintas unidades del establecimiento, el plan de reconversión de camas fue clave, ya que permitió pasar de las 8 camas UCI a 17, las que se instalaron en distintos puntos del Hospital Regional, transformando y reacomodando diversos espacios del edificio de 20 mil metros cuadrados construidos.

“Esta pandemia llegó para quedarse, y no sabemos cuánto tiempo va a afectar lo que nosotros llamábamos normalidad”, sostiene López, recalcando que estos cambios han ido de la mano con la contratación de personal y mayor capacitación a los funcionarios. En efecto, durante el año 2020 se contrató a un total de 165 personas, incluyendo auxiliares, TENS, enfermeras, médicos y kinesiólogos, entre otros.

TRANSFORMACIONES

La primera medida adoptada en el HRC fue convertir el Servicio de Medicina como el lugar de ingreso de los casos sospechosos, probables y confirmados de COVID-19  y requerimiento de cama básica o aguda, más la dotación de personal capacitado para recibir a este tipo de pacientes.

Una de las dependencias que la pandemia hizo desaparecer (al menos por ahora) es el Servicio de Pensionado, que se convirtió en la “Unidad de Transición”, sector donde se encuentran los pacientes que aún no tienen resultado de su PCR, test que se toma antes de ingresar a todos quienes serán hospitalizados. Una vez conocido su resultado, son derivados al servicio clínico que corresponda.

Otra de las estrategias para dar respuesta a la demanda, fue la complejización de la Unidad de Tratamientos Intermedios (UTI), que básicamente se convirtió en una extensión de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), disponiéndose de  6 camas críticas.

En una tercera fase, se creó una Unidad de Cuidados Intensivos especial para pacientes No COVID que necesiten ventilación mecánica, ubicada en la sala de recuperación de pabellón. Este espacio es habilitado sólo cuando la demanda así lo amerita.

“Es un trabajo de modificación del mismo Hospital, con las mismas camas, que es lo que la gente ha visto que se hace en el resto de los hospitales del país, lo que ha significado un gran esfuerzo. Se ha tenido que contratar a mucho personal, enfermeras, TENS, incluso turnos de médicos extras para poder transformar casi la mitad del hospital en una unidad crítica”, destaca el Dr. Mauricio Tapia, jefe de la Unidad de Paciente Crítico del HRC.

El especialista agrega que no sólo las unidades críticas del HRC han sido transformadas para dar abasto al alto número de pacientes que necesitan hospitalización, sino también el Servicio de Medicina “en el que tenemos la capacidad para recibir 40 pacientes COVID, todos en aislamiento, y la mitad de ellos son manejados con criterios de Unidad de Intermedio COVID (UTI), lo que significa mucho personal, instrumentación, monitores y máquinas de oxigenoterapia, entre otros”.

Sin embargo, y pese a todo este esfuerzo, el Dr. Mauricio Tapia señaló que durante gran parte de esta cuarentena, “estuvimos con periodos en que nos vimos sobrepasados, no teníamos dónde más poner enfermos COVID, y por eso que la gente supo que muchos pacientes hubo que trasladarlos fuera de la región para que pudieran seguir su tratamiento en ventiladores mecánicos. Por el contrario, en otros periodos de esta pandemia hemos  sido nosotros los que recibimos enfermos del resto del país, que también se vieron sobrepasados”.

En efecto, desde el primer día del mes de julio el HRC decidió cerrar completamente el pasillo central del establecimiento, en el sector de Medicina y Maternidad, el cual pasó a denominarse “Área de Hospitalización COVID”, esto con el fin de proteger y entregar mayor seguridad tanto a los funcionarios como a los usuarios del establecimiento, pensando también en que de momento, este virus seguirá estando presente.

COVID a largo plazo

“Vamos a tener que acostumbrarnos a manejar un hospital distinto, con un nivel de complejidad mucho mayor que el que teníamos cuando empezó la pandemia. Hoy el Hospital Regional es capaz de resolver con mucha mejor prontitud y capacidad los problemas de atención de medicina intensiva, sobre todo en el adulto y adulto mayor”, señala tajantemente Jaime López Quintana, a raíz de estos procesos en el establecimiento.

En este contexto, el directivo reconoció el importantísimo rol que han tenido los funcionarios del HRC en el transcurso de la pandemia, “Todo este esfuerzo es absolutamente imposible sin tener el recurso humano competente y calificado para sostener la atención de este tipo de pacientes. Durante el año 2020, capacitamos a un buen número de profesionales que se desempeñan en áreas de mediana o baja complejidad para poder ir preparándose para el escenario de que tuviéramos que ampliar nuestra dotación de camas críticas, así se hizo” expresó.

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