El Conejo Europeo, una amenaza en los bosques patagónicos 

Una de las especies exóticas que más llama la atención es el conejo europeo (Oryctolagus cuniculus L. 1758). El conejo es una especie nativa de la parte sudoccidental de Europa y septentrional de África y ha sido introducida en distintas regiones del mundo tales como Australia, Nueva Zelanda y Sudamérica, al igual que en Chile y Argentina. Este carismático animalito se parece mucho a la liebre europea, pero son dos especies distintas. En general, el conejo es de menor tamaño que la liebre (tiene orejas y patas más pequeñas), es más sociable, de familias numerosas y construye muchas madrigueras para refugiarse. En cambio, la liebre es más bien solitaria y suele estar escondida cerca de un matorral o montículo. ¡Eso sí! las liebres y los conejos son voraces herbívoros, por lo que suelen comer muchas plantas (algunas de ellas de interés productivo o de conservación ecológica).

Para comprender el rol que juegan en la naturaleza este tipo de herbívoros, como el conejo europeo y generar pautas objetivas de manejo, es recomendable estudiar in situ su forma de vivir con el entorno. En un reciente estudio titulado «Forage offering and seasonal intake comparisons to evaluate European rabbit threat in Nothofagus forests of southern Patagonia» (en español Comparación de la oferta de forraje y consumo estacional para evaluar la amenaza del conejo europeo en los bosques de Nothofagus de la Patagonia austral), los ecólogos forestales del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), Alejandro Huertas Herrera y Mónica Toro Manríquez, junto a Laura Borrelli (investigadora de INTA, Argentina), María Vanessa Lencinas y Guillermo Martínez Pastur (investigadores del CADIC-CONICET, Argentina), estudiaron la relación entre la oferta y el consumo de forraje vegetal en las cuatro estaciones del año por parte del conejo en bosques y ambientes de arbustos y pastizales del sur de la Patagonia. Los cuestionamientos que surgieron fueron: ¿Cuál es la oferta forrajera en cada tipo de vegetación (bosque, arbustal y pastizal)? ¿Cuál es el consumo de forraje del conejo y cómo varía a través de las estaciones a lo largo del año? y ¿Qué tipos de vegetación y formas de vida vegetal fueron más utilizadas de acuerdo con los consumos de forraje del conejo? Para responder estas preguntas, las y los investigadores caracterizaron la oferta de alimentos disponibles y determinaron las ingestas en cada estación del año utilizando análisis microhistológicos de las heces del conejo. O sea que, a través de las heces del conejo, pudieron realizar un estudio ecológico de este animal sin tener que acudir a capturas u otro tipo de técnicas directas (ej. sacrificio).

Los resultados muestran que, aunque muchas especies de plantas juegan un papel importante en las redes de consumo de forraje de los conejos, los vínculos de consumo más fuertes se encontraron con los pastos exóticos (ej., Poa pratensis y Festuca spp.), plantas hemiparásitas nativas (ej., el farolito, Misodendrum spp.), arbustos nativos (ej., murtilla, Empetrum rubrum) y los árboles nativos (ej., Nothofagus spp.). Las temporadas de verano y otoño presentaron mayor consumo en comparación con las temporadas de invierno y primavera. Además, la ingesta de plantas hemiparásitas sugiere que los conejos utilizan diferentes fuentes de forraje según los tipos de vegetación.

En este estudio las y los investigadores de la zona austral del continente concluyeron que los conejos habitan regularmente el bosque, aunque no es su tipo de vegetación preferida para vivir. Algunas especies de plantas exóticas ayudan más que otras al conejo a sobrevivir durante todo el año (ej. el pasto exótico Poa pratensis). Así pues, los conejos desarrollan nuevas interacciones ecológicas con plantas exóticas, lo que puede ayudar a su propagación y potencial invasión. Por otra parte, el conejo puede afectar a numerosas especies nativas icónicas o emblemáticas (ej., orquídeas). Por ello, es imprescindible conocer el uso que los conejos hacen de los diferentes recursos vegetales para evaluar el posible impacto sobre la flora nativa. Esto ayudaría a la sustentabilidad y conservación de la biodiversidad de nuestros ecosistemas naturales, como, por ejemplo, si el conejo consume una especie de planta que escasea o poco común de encontrar (ej., orquídeas), podrían amenazar la supervivencia de esa especie de plantas y afectar su conservación.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *