Jefe de la Of. Comunitaria de Carabineros Coyhaique deja la Institución tras pasar a retiro luego de 31 años de servicio al país

Luego de 31 años de servicio a la Institución, y tras la difusión de una reseña sobre más de tres décadas de trabajo, lealtad y compromiso al servicio del país, el Suboficial Mayor Omar Mazuela Cisterna, Jefe de la Oficina de Integración Comunitaria (MICC) de la Primera Comisaría de Coyhaique, con emoción -a través de su equipo radial- agradeció el apoyo de la Institución y de la Oficina Comunitaria para acto seguido apagar por última vez la radio y hacer entrega de su cargo fiscal.

Oriundo de El Belloto, Quilpué, región de Valparaíso, el Suboficial Mayor Mazuela llegó a la región de Aysén en el mes de enero de 2018 para desempeñar funciones como Jefe (S) durante un año en la entonces Tenencia Balmaceda (F). Acto seguido regresó a la Primera Comisaría de Coyhaique, para luego subrogar al Jefe del Retén Río Tranquilo y, más tarde designado como encargado de la Oficina Comunitaria en Coyhaique, donde por primera vez trabajó con directivas o juntas vecinales, siendo una de las actividades más gratificantes en sus 31 años de servicio.

«Al trabajar en Oficinas Comunitarias donde me tuve que relacionar con los dirigentes y autoridades, algo que voy a echar de menos es la Oficina MICC donde di el cien por ciento, donde aparte de ayudar a la comunidad, uno tiene que dar a conocer todos los valores que tiene como persona».

El Suboficial Mazuela agradeció a cada uno de los dirigentes y presidentes/as de juntas vecinos urbanas y rurales, destacando el rol y el desinteresado trabajo desarrollado por los y las dirigentes, quienes muchas veces dejan de lado a su familia para entregar ese tiempo para conseguir un mejor porvenir y desarrollo para sus vecinos.

«Me llevo un muy buen reflejo de la Patagonia, de la belleza y del cariño de su gente, de una ciudad tranquila y por eso he decidido quedarme acá. Agradecido y contento de haber pertenecido a una Institución de historia».

Sus inicios

«Desde pequeño mis papás me inculcaron las Fuerzas Armadas, entonces me fui al servicio militar en Magallanes y postulé a la Armada y quedé, postulé a Carabineros y también salí llamado, pero no me quise ir a Carabineros porque nunca más iba a volver a mi zona, porque el curso se hacía en Ancud y desde ahí se desplazaba hacia el sur», recordó.

Una vez que se retiró como soldado conscripto, postuló en la ciudad de Viña del Mar siendo llamado e ingresando a la Institución el 1 de junio de 1991.

Llegó a trabajar por primera vez a la Tercera Comisaría Barón, desempeñando funciones hasta el año 2018 en Valparaíso, fecha a partir de la cual fue trasladado a Coyhaique.

«Trabajé en la unidad base de Valparaíso, luego en un Retén, además del OS-5 o policía forestal, realicé el curso de investigación de incendios forestales, luego estuve en las motos y más tarde en la escolta del Jefe de la Armada», indicó.

Terremoto  

En más de tres décadas de servicio, adoptó múltiples procedimientos, no obstante, uno de los fenómenos que marcó su carrera fue el terremoto del año 2010.

«Quedó mucha gente desamparada, lo vi en carne propia con mi familia, hubo varios días que no se dormía, había que hacerlo con cariño y esmero. Es una de las cosas más fuertes que he visto en mi carrera. Me ayudó mucho el terremoto a percibir el dolor de las personas, hubo muchos acontecimientos que no salieron a la luz pública. No se dormía porque las ganas de ayudar estaban, no solo yo, muchos funcionarios se colocaron la camiseta y a trabajar por los demás, no solo como carabinero, sino como persona y esos valores y sentimientos vienen desde la cuna y acá en Coyhaique aprendí mucho de ayudar al prójimo», recordó el Suboficial Mayor Omar Mazuela.

«Para ingresar a esta Institución –continuó diciendo- hay que sentir un cariño por el prójimo, no se trata de un trabajo cualquiera. Aquí hay que estar 24/7, hay horario de ingreso, pero no de salida. Hay muchos jóvenes que no están inspirados en eso, pero si desean ingresar a Carabineros, debe ser por una vocación –aunque sea mínima-  porque con el tiempo eso se va alimentando y al final de la carrera uno no se quiere ir», señaló.

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