Dos profesoras de la región de Aysén son semifinalistas en el Global Teacher Prize Chile 2022
Más de 2500 docentes de todo Chile fueron nominados o postularon este año al Global Teacher Prize Chile. En julio de 2022 se inició el proceso de nominaciones que permitió a la ciudadanía reconocer la labor y vocación de profesores y profesoras del país, trabajo que en estos últimos 3 años se vio inmerso en una pandemia mundial que aún muestra sus efectos en la comunidad educativa, donde la contención emocional juega un rol preponderante a la hora de enfrentar nuestra nueva normalidad.
Tras un proceso de minuciosa revisión y evaluación, 26 docentes de 10 regiones del país fueron seleccionados, los que destacaron por su profesionalismo, impacto en el aprendizaje de sus estudiantes, compromiso y su enseñanza innovadora. Representando las realidades de distintas regiones de Chile, los semifinalistas de este año han implementado formas de enseñar diversas, transformando la vida de sus estudiantes y sus comunidades.
Estos docentes se someterán a un nuevo proceso de evaluación que concluirá con la elección de los ocho finalistas de este año –cinco de la categoría general y tres de la categoría de música–. El ganador o la ganadora, será anunciado en la ceremonia de premiación a finales de noviembre.
Paula Selene Miranda Lincon – Escuela Río Blanco.
Semifinalista en la Categoría General. La profesora Paula Selene trabaja en una escuela multigrado en la austral Río Blanco, comuna de Coyhaique.
Con la dificultad de un entorno así para desarrollar las estrategias educativas, en su trabajo docente destaca el uso de prácticas innovadoras para su contexto educativo.
Patricia Araya – Aysén, Escuela Aysén.
Semifinalista en Categoría Música. Tiene 31 años, es concertacionista en clarinete y llegó a la docencia por serendipia. Creció en Coyhaique, en la Patagonia, donde estudiar música o aprender un instrumento era impensado, mucho menos tener la oportunidad de ir a un concierto. Pero era su pasión, por lo que decidió dejar su ciudad natal para perseguir sus sueños. Hace 5 años el destino la llevó a la Escuela Aysén, donde luego de cubrir a un profesor que no pudo asistir a una actividad educativa musical con párvulos, encontró su propósito. “Ahí cambió todo”, asegura.
Ese día se dio cuenta de que los pequeños nunca habían visto instrumentos, y no sólo los párvulos, alumnos de otros niveles e incluso adultos, tampoco. Decidió quedarse en el establecimiento e inició un trabajo de gestión que le ha permitido crear una verdadera red de orquestas infantiles en la región. Decidida a romper el paradigma con el que creció actualmente 11 establecimientos educacionales tienen su orquesta, con un interés tan alto, que hay listas de espera para poder formar parte del proyecto. “Pasamos de tener nada a que los niños puedan hacer música y tocar el instrumento que quieran”, afirma.
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